Él estaba caminando por un bosque, los cantos de los pájaros se escuchaban con tal claridad que parecían un coro de ángeles entonando ligeras tonadas para el infante de una virgen, el murmullo de los árboles le hacían sentir una paz indescriptible capaz de ser quebrantada solo por ligero silbido de su respiración, sus pasos se escuchaban con el crujir apagado de las ramas caídas, estaba solo no había nadie más. Porque caminaba no estoy seguro pero lo hacia, su rumbo tampoco era fijo, solo caminaba, no había compás en sus pasos solo el crujir de hojas...
Silencio solo silencio y cada vez mas silencio, los pájaros aun más lejanos y su cantar mas bajo, los árboles aun presentes pero su murmullo ya no estaba ahí, ¿habrán sus oídos hecho acto de ausencia?, no lo sé, él seguía caminando en paz...
Entonces la niebla llegó al bosque, una tranquilidad aterradora se apodero del ambiente, ya no había cantar de pájaros, ya no había murmullo de los árboles. Él, en silencio, ya no se movía, solo su respirar asesinaba el silencio del bosque, y lo escucho.
- Hola, te veo solo- se anuncio una voz dulzona - ¿por qué solo? –
- Que haces aquí, vete, que no entiendes que ya no te necesito… vete no vuelvas nunca mas – le dijo él y continuo – me haces daño, y es por tu culpa que ahora estoy aquí
- ¿Cómo?... A que te refieres, fui yo el que te di vida el que te hice ser hombre, fui yo el que te dio sonrisas, el que te regalo sueños, el que te hizo libre, fui yo tu razón de ser – susurro la voz dulzona.
- Me vienes a decir todo lo que me has hecho , recuerda todo lo que me has dado entonces, por tu culpa estallaban mis lagrimas, fueron tuyas mis penas, fuiste tú mi tristeza, tú me dejaste en la nada –
- Yo te enamore, te di los momentos más felices de tu vida, no recuerdas los largos paseos en el parque, no recuerdas las cenas a la luz de las velas – inquirió aquella vos dulzona.
- Y no recuerdas mis lagrimas en la cama... – suspiro él mientras las lagrimas resbalaban por sus mejillas – y no recuerdas los momentos de desesperación que me atormentaron por tu culpa, entiende no te necesito mas vete- estallo en un llanto casi incontenible.
- Si talvez fue por mi culpa, pero dime si eso no te dio mas razones para seguir, dime si no fue por mi culpa que soportaste mas este mundo, dime si no fue por mí que conociste el amor y la sonrisa sincera.
Él lloraba como un niño entre gritos y lagrimas, sus sollozos llenaron el bosque que aun seguía en medio de una neblina sepulcral, aun sin pájaros, aun sin brisa
- Vete por favor no me hagas mas daño solo – sollozo él
- ¿Para que?, ¿Para que estés una vez mas solo? Entiende no te quiero hacer daño solo quiero que veas el mundo como te lo puedo mostrar -
- Lárgate, no quiero oírte mas, te odio déjame por favor no me atormentes mas, siempre ahí tu, hablando, sintiendo, siempre ahí para amargar mi vida, solo vete, por favor ya no mas..... – seguía diciendo el en un sin consuelo.
- No me iré me necesitas -
El llanto seguía sin control alguno
- No te necesite largateeeee... por favor lárgate, no mas te lo suplico.
- No mientras me necesites, no mientras quieras que este a tu lado.
Entonces él corrió como un loco por el bosque, el sonido regreso con el crujir de las hojas secas, su carrera parecía no tener fin, las lagrimas aun bañaban su cara, en su rostro se veía el reflejo de un alma en pena.
Entre tropiezos alcanzo una pequeña cabaña en medio del bosque, y fue ahí donde la bruma una vez mas se hizo presente y la voz volvió.
- A donde huyes si yo siempre estaré a tu lado –
El no contesto alcanzo un mesón y de él tomo un enorme cuchillo...
- Cállate por dios hazlo ya cállate –
- ¿Que piensas hacer?
- No soporto mas, es hora de callar tu voz para siempre - se dio la vuelta , lo miro y clavo el cuchillo en todo el centro de su ser, su sangre corría por todo su cuerpo la vida se le colaba por la mortal abertura en su cuerpo, el recuerdo del paseo en el bosque no era mas que un dia lejano en su mente, ahí en medio del pecho relucía el filo del enorme cuchillo, ya no había que hacer él caía muerto como quien es abandonado en medio del vacío, su cuerpo era ligero como el papel, en aliento de un ultimo suspiro susurro.
- Ese maldito corazón mío nunca se pudo callar...
viernes, 8 de febrero de 2008
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